Marzo: el mes en el que nacieron todas las flores ¡felicidades má!

martes, 23 de octubre de 2012

Después del after.


El jueves pasado fue mi cumpleaños y emprendí la gesta épica de realizar un festejo de cuatro días. Lo logré. No porque esto sea un gran logro, o tal vez sí, el año pasado me aventé una celebración de casi noventa días. No, no es un error. He llegado al punto en que después de tales eventos mi cerebro no logra carburar sino hasta dos o tres días más tarde.

Eso es una llamada de alerta.

Las últimas veces he tardado mucho en conciliar el sueño, siento como si me fuera a dar un derrame cerebral o algo, no sé cómo se sienta aquello, pero lo imagino. La verdad es que eso tal vez no sería tan malo. Después de todo si aún vivo quedaría inútil para cualquier pretensión humana, no tendría que satisfacer mujer alguna en mi vida y tampoco tendría que trabajar más, alguien tendría que ocuparse de mí y tal vez eso es lo único que me da miedo, fuera del dolor que debe significar quedar postrado en cama.

Por otro lado tal vez podría comenzar a leer, a pintar, a dibujar, disminuido claro, pero volvemos al mismo punto, sin la presión de realizar nada más, porque nadie esperaría más de mí. Entonces podría dar verdaderas sorpresas.

Lo que sí es que tengo que decidirme, si sigo así con festejos extremos no podrá llevarme a nada bueno en la cuestión física, soy tonto, pero no tanto. O lo dejo, o le sigo sabiendo las consecuencias.

Tal vez sólo estoy imaginando cosas.

Como dice un pasaje de las escrituras, Dios sólo acepta fríos o calientes y escupe a los tibios.

… Y siguiendo esa idea he vivido pleno, de eso pueden estar seguros. 

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