Marzo: el mes en el que nacieron todas las flores ¡felicidades má!

viernes, 29 de abril de 2011

¿Qué significa ser artista?

Como todo en mi vida, hace algún tiempo quise entrar a la Esmeralda para estudiar Artes Visuales.

Una de los exámenes para entrar a susodicha escuela era la realización de un ensayo corto respecto al tópico ¿Por qué quiero ser artista? Ni tarde ni perezoso comencé a escribir y salió esto que les dejo a continuación ¿Opiniones?


¿Por qué quiero ser artista?
Un acercamiento por Darío Jurado Martínez
Escrito originalmente en el año 2010


El ser artista... ¡Qué difícil comenzar! ¡Tantas cosas por decir! Ésta es acaso la parte más sinuosa del examen propuesto, y es que hay tantos caminos que tomar al respecto de esta proposición y así mismo tantas bifurcaciones, que es fácil perderse ante el infinito que significa arte-ser-artista.

Me parece que todo comienza desde antes de nacer, y si bien hay debates furiosos de diversos grupos que cuestionan la cualidad de ¨vida¨ en el feto, lo cierto es que se ha comprobado que éstos emiten ciertos impulsos eléctricos que bien pueden interpretarse como atisbos de actividad cerebral. Pues bien, yendo más allá, me atreveré a hacer una hipótesis alocada para fines de esta tarea, en la cual tal vez el feto artista se diferencia de otros tipos de feto en que este ad ovo establece relaciones artísticas entre su entorno y su mente; todo funciona como un proceso de sujeto-entorno-interpretación-expresión, y en ese derredor increíble que sin duda existe dentro del vientre materno hay una luz que guía, una luz que llama, una luz que susurra el nombre que aún no se conoce.

Así, al nacer, el sujeto artístico comienza su vida dibujando, tal vez aún antes de las funciones básicas como el caminar y hablar es consciente de la necesidad de empuñar un lápiz para garabatear hojas... sus primeras obras de arte. Se establece una relación intrínseca con su ambiente cercano, todo es materia de creación. Vive de fantasías, raya paredes, corta fotografías para que éstas nos sean cuadradas sino de diferentes figuras, aprecia la música, la vive bailando, hace esculturas con la más amplia variedad de materiales, puré o arena, lodo o pasto... ¡pero bueno! Eso es lo que hacen todos los niños ¿o no? Tal vez en ese sentido todos los niños sean artistas.

Lo que diferencia al niño artista del que no lo es, es que al fin y al cabo éste no envejece, al menos no mentalmente, lucha por vivir sus fantasías y hacer a los demás partícipes de las mismas. Mientras otros niños crecen y se vuelven jóvenes con intereses universalmente aceptados como lo es tener un buen empleo, contar con un auto, poseer bienes, reconocimientos y papeles firmados por figuras desconocidas, el artista camina descalzo por un sendero oscuro a los demás, el camino del que otros se alejan porque ofrece un panorama distinto, de suelo movedizo, no sorteable, acaso extraño e inseguro.

No importando el panorama que otros presagian como desolador para él, el artista se alista para emprender un viaje sin fin, sabiendo ya, ahora, siempre, que ha vivido enamorado de algo desconocido, pero perceptible. Para su travesía no cuenta con más armas que sus manos, herramientas primigenias por otros olvidadas, y de su mente, ¡ah! cavidad que ha sido lugar de desove de ideas que Dios, otros, experiencias y vivencias han ido colocando cuidadosamente entre los más oscuros parajes de ese espacio infinito.

Entonces comienza la carrera, lenta y desesperada a la vez, oscura y lumínica al mismo tiempo... se descubren parajes paradisíacos de múltiples colores, manjares exquisitos de la más amplia variedad de sabores, plantas y árboles de mayor o menor tamaño, muchos verdes, otros tantos azules, amarillos y rojos, animales geométricos y asimétricos, con garras o pezuñas, con voz y con rugido, todos ellos, todas ellas, el camino mismo, entonan un cántico embriagante con notas que evocan su nombre.

Así, el artista a lo lejos descubre que no es el único que ha tomado ese amplio e insondable, frío y caluroso, húmedo y seco, lóbrego y brillante camino, así como él, hay otros, muchos otros, que a su vez descubren los pasajes infinitos que se presentan ante ellos. Unos andan por ahí descalzos sintiendo las texturas del suelo, otros cantando alabanzas ininteligibles a dioses olvidados, algunos más probando jugos que se desprenden de árboles cerúleos y éstos de acá acariciando bestias y fundiéndose en abrazos que sólo pueden comprenderse después de haber leído cientos de libros.

Hálito de sopor, de liberación, de descubrimiento, de divergentes sabores, de nuevos colores, de inéditos olores, de finísimos sonidos, de emociones vírgenes, de sentidos extasiados, de mente colmada de remolinos de ideas, de explosión de cavidades oculares, de implosión de luz, de florecimiento de nuevos órganos no conocidos, de nacimiento y muerte, de amor, de AMOR, de AAMMOORR...

El artista entonces siente, crea, luego existe, conforma y recrea su mundo, se confunde con su universo de plastilina y planta su simiente en él; ésta brota, crece, empapa el cosmos, madura y fenece dejando una nueva semilla, y ésta a su vez vive el mismo proceso. Con cada nacimiento una forma nueva, un núbil estilo y crecimiento, una nueva y creativa muerte... Todas... las pequeñas y las grandes, las medianas, magnánimas y diminutas, dejan huellas que desde ya conforman parte de esa amalgama de materia maleable; trazos y signos, figuras y objetos, símbolos e indicios se conforman en un océano de creación holística infinita. En esa infinitud, el artista se funde con su arte hasta el punto de ya no reconocerse cabeza y extremidades, por aquí un miembro, por allá un dedo, por acá una pincelada. Sólo una cosa permanece constante, un signo onírico que espera SER.

¡Eso soy yo! ¡Por eso quiero ser artista! Por eso nazco y muero cada día.

Compita culto opina sobre la boda real

El evento del día, obvio compita culto no puede quedarse sin opinar al respecto ¿Qué dicen? Ahhh y antes de que opinen respecto al logo, es algo que hice en 2 minutos, no es el definitivo :D

jueves, 28 de abril de 2011

Presentando al compita culto

Bueno, aquí les dejo la primera entrada del "compita culto" espero funcione :D jaja, ideas con todo gusto, soy todo oídos. Intentaré publicar una diaria.

El concepto general es un personaje central que comparte alguna experiencia, anécdota o dato curioso. En la parte inferior de cada cartón se explicará brevemente la idea en forma de ¿Sabías qué...?

Puede que el personaje vaya evolucionando por supuesto, así como la comparsa. Aún estamos en la fase preliminar, digamos que es un feto cualquiera :D

¿Opiniones?

martes, 19 de abril de 2011

Allá por el año de 2003...

Y ya que seguimos en lo vintage les comparto un cuento que escribí por aquellos años de 2003, para la clase de literatura mexicana.

Resulta que mi maestra de esa materia nos pedía realizar un reporte de cada lectura que veíamos en clase, y nunca pasaba de la calificación 90, más bien navegaba en el rango de los 80´s y hasta 70´s... entonces decidí entrarle a la innovación y le escribí un pequeño cuento como control de lectura para ¨Aura¨ del autor Carlos Fuentes (obra que por cierto causó algún revuelo hace algunos años debido a sus contenidos).

A partir de ese momento me la pasé escribiéndole cuentitos mediante los cuales obtuve la calificación de 100, no tanto por lo bien escritos, sino por la originalidad de abordar la lectura desde otro ángulo. Sin más, les dejo mi escrito, inspirado en el libro citado y con algunas ideas semióticas entre sus líneas.

¿Qué opinan?

Mi aura se expande


Escrito originalmente en el año 2003

Al despertar noto que nuevamente me encuentro aquí. El reloj sobre el buró indica la misma hora de siempre, ya no pienso, reacciono. Me levanto de forma monótona sabiendo que mis actividades serán, como tantas otras veces, aburridas en demasía. El espejo tampoco me dice nada, ese desconocido que se encuentra delante de mí aún tiene vestigios de aquello que solía ser, sin embargo ahora no le queda mucho de esa esencia adolescente ¿Cuándo dejé de conocerlo?

No lo sabré, no lo sabrás y no lo sabrán todos aquellos que se encuentran en los alrededores, hace algún tiempo ellos dejaron de reconocerse igualmente.

El lavabo, la regadera y la taza, todos esos objetos rústicos que siguen conviviendo  contigo, aún tienen su espacio hiriente en ese rincón desolado que es tu cuarto. No puedes verlos, pero los percibes, sabes cuál es su función, pero extrañamente no sientes necesidad de usarlos, conoces sus nombres, y sabes que ellos susurran el tuyo.

El transcurrir de los días te indica el acercamiento de la hora de lo que tanto has esperado, recuerdas todo aquel sufrimiento líquido que han sentido recorrer tus ojos blancuzcos a través de cavidades ahora vacías. Hace ya tanto tiempo que aguardas su llegada que has olvidado de lo que se trata. Ansías con ansiedad de luz, de conocimiento, de verdad, ahora nadie podrá arrebatártelas una vez más.

Destellos titiritan en tu universo único, el sarro impregnado está, ya lo sabemos, pero no nos molesta, nos hemos familiarizado. El aire que rodea el ambiente es seco, con esa esencia repelente a todo aquel que la desconoce, la siente ajena.

Despierto, despertamos, sigo aquí,  en esta soledad inamovible del rincón que me aqueja, el reloj en mi derruido buró marca la misma hora, no fluyen pensamientos, sólo acciones. Me levanto son soledad acompañada, inspirado por influencias ajenas a mis fuerzas, mi cuerpo me lleva, yo,  contenido en ese infinito de contorno limitado, penetro por cada poro de mi piel inerte. Me encuentro nuevamente ahí, frente a ese universo insomne, reflejo de las áreas reales, sé lo qué está sucediendo, no hay nadie con poder para detenerlo, la marcha continúa y yo no puedo contenerla por más que quiera.

Tu cuarto es el mismo, espacio ínfimo del cosmos que posees, terceridad apenas reconocible por la oscuridad circundante, sitio de transformaciones, de llamados  de desesperanza reclamando que te unas a aquellos con añoranza de ti. El lavabo, la regadera y la taza, objetos vivientes que susurran tu nombre.

Desconocido te sientes, con familiaridad única filtrándose a través de tus ojos, oídos y extremidades. Ahí estoy, ahí estamos, y en esa existencia individual solicitas sin pudor lo que es tuyo, lo que te pertenece: buró, reloj y sarro.

Las paredes que contienen la figura del sitio se estrechan, aparecen, no entiendes cuándo dejaste de percibir esa humedad indical, ahora lo posees, lo hueles, lo reconoces. Tu cuarto es el mismo, lugar de estudio y reflexión, de incontables noches iluminadas por hachas ahora fundidas, zona privilegiada de tranquilidad eterna, ajena al mundo exterior, aún ahora lo percibes como superfluo, vano, extraño a ti.

Empiezas a recordar aquellas ideas que te hicieron ser lo que eres, inmerso estás de sentimientos, de vida filtrándose por las paredes que te constituyen.

Despierto, igual lugar, yo denotante soy de él. El reloj que se encuentra sobre mi buró marca igual hora. Reacciono, luego pienso, con ideas materializadas en imágenes. Me levanto como tantas otras veces, cavilo ese recuerdo como uno aseteante a mi mente derruida por el tiempo, espacio protector de  múltiples contenidos en miles de expresiones divergentes. Azorado, corro hacia el baño… el lavabo, la regadera y la taza, todas siguen ahí ocupando el mismo lugar. Me observo en el espejo, puedo verme, me reconozco, soy yo, no hay la menor duda, pero ¿entonces por qué siento una presencia desolada que clama en lo más profundo de mi ser?

Me conocen, los percibo, ellos susurran mi nombre, y yo... susurraré el de ellos.

sábado, 16 de abril de 2011

El origen del nombre "de elefantes, guayabas y trastadas"

El nombre de este blog se originó de forma fortuita, tal y como millones de cosas en este mundo.

Por allá del año 2003 mi entonces maestro de Géneros Periodísticos nos invitó a realizar una columna semanal para ejercitarnos en el rollo periodístico. Sobra decir que por aquellos años mi mente era muy dispersa (lo sigue siendo?) y no atiné a más que buscar un título que englobara todo y nada.

¿Qué mejor que mi animal y fruta favorita? Por otro lado, la palabra "trastadas" la escuché con unos días de antelación a este hecho, e inmediatamente se me hizo intrigante, podía obtener diferentes definiciones según el diccionario, persona o link googlero al que preguntara. Al fin quedó la amalgama de palabras de una forma un tanto arbitraria.

Les dejo entonces la primera entrega de la susodicha columna, digamos, la génesis de lo que más tarde sería este blog:



De elefantes, guayabas y trastadas

Originalmente escrito el 13 de marzo de 2003


Sumido en la oscuridad de la conciencia insomne, con los ánimos exaltados, el corazón revoloteando, el espíritu chispeante y la mente revolcándose en el fango de ideas e imágenes ideales, me encuentro una vez más aquí… frente a la soledad animada de la computadora.

Bruma.

Un tópico he de hallar para continuar con la exhaustiva búsqueda del periodismo utópico; suma de palabras, oraciones y párrafos que añoran el encuentro con la isla perdida, lo objetivo en la subjetividad y la opinión en el océano de comentarios  iguales, burdos e insípidos.

No  he de caer en el paradigma posmoderno; cansado estoy de las visiones caóticas, catastróficas y antiutópicas. La mala crítica abunda, la crítica en forma de queja se encuentra en cada esquina, en cada esquina un crítico, junto al crítico una prostituta, en la prostituta el vicio del mundo, un mal que se esparce como las cucarachas en coladera o los ratones en medio de la ropa sucia (sí existe la generación espontánea querido Aristóteles). Todos parecen tener la respuesta a los grandes males que aquejan al país, mundo y al mismo ser humano en conjunto… sin embargo se escribe, no se actúa. Fácil es empuñar una pluma a modo de arma, arma que apunta, corrige y reclama; difícil es armar la mano de su misma esencia, de actuar a través de ella, imprimir corazón y mente en una sola acción encaminada a amasar la realidad deseada.

No pretendo ser el agente de cambio que corte de tajo este vicio, sólo lo nombro, lo subrayo, lo tildo, lo comparto y lo sostengo. Es mi visión de humanito en mundo de humanotes, de mosca en colmena de abejas y de una ramita de ruda en el mercado de Sonora.

Luz...

martes, 12 de abril de 2011

En el aeropuerto de la ciudad de México

Creo que no hay una actividad que me emocione más que viajar... o al menos rivaliza con mis grandes amores: la bohemia, la cantada, la dibujada y la pokareada.

Mi recorrido empezó por allá del año 1998, cuando fui elegido para participar en un programa de intercambio escolar a la ciudad de Oklahoma. Sobra decir que fue una experiencia genial, de esas que marcan el rumbo de tu vida. Desde entonces escapo tanto y como puedo, algunas veces a la gran lujo y otras tantas a la "poverty".

Y ustedes ¿con qué frecuencia viajan? Muchos de mis amigos se quejan del trabajo y de la frecuencia con que salimos algunos, la mera verdad es que en este tópico sí que le erran, tú puedes viajar tanto como gustes, siempre y cuando te des la oportunidad de hacerlo; hay increíbles destinos para todos los bolsillos, aún viajes mágicos dentro de la misma ciudad que uno habita, y es que cientos de miles de personas tienen que recorrer bastantes kilómetros para poder visitar algunos de los sitios que los lugareños no conocen, ya sea por desidia, ignorancia o falta de interés ¿No les parece un pecado?

Ya habrá tiempo para que les platique algunas anécdotas y tips de viaje, tal vez alguno de ellos les sirva. Mientras tanto me les voy a Mérida.

Les invito a formar parte de los borregos viajeros, de esos que se trasquilan de vez en cuando para pagar por algún recorrido para ensanchar el alma y espíritu, y ¿quién sabe? en una de esas emparejan con una cabra, chivo o similar, ya de perdis les aseguro que probarán de otros pastos y brebajes, algunos malos, otros exóticos y algunos de ellos... i-n-o-l-v-i-d-a-b-l-e-s.

miércoles, 6 de abril de 2011

La jungla de simios, changuitas y moneadas

El metro de la Ciudad de México transporta más de 4 millones de personas diariamente, lo cual es un excelente número si queremos usarlo como  fuente de inspiración para la más amplia variedad de ejercicios narrativos y visuales.
Por mi parte, puedo decir que lo he usado por lapsos intermitentes durante mi vida, primero sentado en las rodillas de mi madre y luego principalmente parado, mientras transcurrieron mis años mozos preparatorianos.
 Desde principios de este año nuevamente acompaño su incesante recorrer en el tramo de la línea 3 que va de la estación potrero a copilco, 17 estaciones de puro placer donde se entrecruzan cientos de miles de historias; y ¿cómo no volver a usarlo? No sólo por la necesidad de llenar este blog de chuchadas, sino también por seguir esta lógica: “es mejor sufrir (o gozar) de arrimones y sudores ajenos con un boleto de 3 pesos, que aventarse largas filas de automóviles con sudoración propia y un costo aproximado de 20 o más pesos”. Eso sin contar el tiempo ahorrado si lo que se busca es cruzar la ciudad de polo a polo.
Total, resulta que ahora más que nunca se pueden encontrar un sinfín de personajes que parecen salidos de la mente de algún escritor venido a menos. Por ejemplo hoy:
Al subir las escaleras comencé el ritual de todas las mañanas, caminar al fondo de la estación con el fin de entrar en uno de los vagones menos aperrados y así poder sentarme a lo largo del recorrido; al igual que tantas otras veces  fallé en la elección y no tuve más que acomodarme en un lugar estratégico procurando dominar la posición para apañar un asiento apenas se desocupara. En eso estaba, cuando me llegó el peculiar olor que persigue a la mayoría de los chavos que se acercan a limpiar el parabrisas de tu coche ¿qué era? Activo.
La situación estaba así: el monito a mi izquierda pisteando en un vaso rojo desechable, probablemente cerveza, mezcal o thinner rebajado, el simio sentado frente a mí limpiaba esclavas con el solvente (presumiblemente robadas), los changuitos a mi izquierda moneaban, uno parado y otro  en su asiento, mientras una orangutana atrapada en el último lugar disponible hacia lo posible por alejarse mental y físicamente del ambiente alucinante (al observar su mirada no pude más que pensar que se veía lejos, lejos, lejos… tal vez en la playa de Caleta).
Mi primera reacción fue la de del sentido arácnido o, como diría el entrañable tío Gamboín, ojo mucho ojo.  Sin embargo con el transcurrir de los minutos decidí entrarle al inhale a distancia y parada de oído para ver si podía fusilarme alguna idea posteable aquí ¿Resultado? Muchas frases incongruentes, la mayoría incompletas e inconexas, otras tantas ideas vagas sin coherencia semántica y mucho menos sintáctica, bueno… creo que también no podía esperar mucho más de aquella situación. Total que no pude rescatar ninguna luz de los cuatro cerebros sumergidos en la sustancia, pero sí me quedé con una fotocopia blanco y negro que retrata en la forma más cruda la miseria urbana en la que estamos sumergidos.
El metro es una jungla de changos disque-inteligentes, y todos los que lo usamos le entramos a las moneadas, queramos o no.

Y todo blog tiene un inicio...

Hace algún tiempo me surgió la pregunta de cómo hacer un blog...

Para responder esa cuestión durante un par de semanas anduve recorriendo ese mundo bloguero, ya saben, a forma de transeúnte sin money observando los escaparates de la quinta avenida en NY; más que nada se trataba de ver, explorar, y tal vez entrar en una tienda y manosear uno que otro objeto y/o señorita descuidada.

Por ese entonces me asombré de la cantidad de buen contenido que mucha gente está dispuesta a compartir, y no sólo eso, también observé que muchos de ellos toman buena cantidad de tiempo para que su publicación salga en buena forma. Ora sí que le ponen mucha crema a sus tacos.

Inmediatamente me surgió la cosquilla de hacer el mío, digo ¿qué tan difícil podía ser armar uno? Podría incluir cuentitos, dibujos, fotos, cartones, anécdotas, proyectos de destrucción global e ideas existencialistas, en fin, todo eso que asaetea mi mente... Estaba en ese rollo cuando casi tan rápido como el surgimiento de la cosquilla creadora se sucedió una serie de eventos incidentales que generaron mi distracción: el vuelo de un pájaro, el ruido que genera una hormiga al levantar un grano de azúcar, el andar jocoso de una dama, el repiqueteo de cláxones y los ecos susurrantes de millones de personas.

Desistí... simplemente no tenía la clase de compromiso que implicaría el crearlo, y es que cuando se empieza, me parece que uno le debe un tiempo a los seguidores; el llenar una entrada bloguera sólo por cumplir con la cuota es un insulto a la inteligencia, tal como el preparar una exposición de último minuto y a la mexicana, no podemos basarnos en la improvisación y la transmisión de contenidos apañados de otros lugares. Así que me hice la pregunta obligada:

¿Pa´ qué cagar? Si vas a hacer aguado.

Pues bien, dados los sucesos narrados y con ganas de comenzar un recorrido a la Dorita en el mago de Oz y, lo más importante, contando con mucho tiempo libre, me presento ante ustedes, con el firme compromiso de chingarle y brindarles momentos de esparcimiento, relajación, duda, odio y crítica.

Empiezo la empresa... ojalá me acompañen en ella.