Marzo: el mes en el que nacieron todas las flores ¡felicidades má!

martes, 31 de marzo de 2020

Cuento "El quinto elemento"


¡Ah! Hace años que no publico nada en mi blog, literal. He tenido la intención de volver y escribir en varias ocasiones pero por una u otra causa lo he dejado pasar.

A continuación un cuento que surgió a partir de un par de renglones de inspiración.



El quinto elemento

La primera vez que oí hablar sobre el quinto elemento fue en una película donde Bruce Willis hace gala de sus habilidades para salvar a la humanidad de un destino fatal.


Aquel descubrimiento me pareció maravilloso, no por la película en sí, sino porque sabía que atrás de aquella banalidad había un conocimiento nuevo, un secreto misterioso y fantástico que me propuse averiguar.


Como por aquellos años no existía internet, o bueno, más bien no tenía conexión en mi casa, busqué diversas formas para informarme sobre el tema. Después de varios intentos fallidos, hallé que existían cuatro elementos en la naturaleza: agua, tierra, fuego y aire, y que estos eran distintas representaciones de la energía, una fuerza en estrecho contacto con nuestro ser, nuestra mente, y la forma en cómo vivimos y entendemos el mundo.


Sin embargo, y a pesar de todos mis esfuerzos, no encontré nada sobre el quinto elemento, así que decidí recurrir a otras técnicas, o más bien se me ocurrió la idea de preguntarle a una tía con fama de bruja, muy afecta a las hierbas medicinales, los hechizos de revistas y los horóscopos de Walter Mercado.


Durante días le rogué a mi mamá para que fuéramos a visitarla bajo el pretexto de ver a mis primos, que me chocaban, pero tanta era mi curiosidad que no paré hasta que se rindió ante mi insistencia.


Al llegar a su casa busqué la forma para estar a solas con ella y finalmente hacerle la pregunta que no me dejaba en paz:


—Tía, tía, usted que sabe tanto, ¿me puede decir qué es el quinto elemento y dónde puedo encontrarlo? —solté al fin.


Al escucharme preguntarle aquello mi tía abrió los ojos grandes y soltó el trapo con el que limpiaba la cocina para responderme casi religiosamente:

—Claro que sí mijita, pon mucha atención. El quinto elemento es el más poderoso de todos, y se encuentra ahí contigo —me dijo al tiempo que señalaba con su dedo hacia mi corazón—. Pero para despertarlo hace falta otro, alguien más, lo que algunos llaman el amor de tu vida —me guiñó el ojo antes de continuar—. Al encontrar a esa persona podrás sentirlo en tu ser, dentro de ti, como una fuerza sobrenatural que sacude a dos cuerpos que nacieron para amarse. ¿Me entiendes? —me preguntó, como dándome a entender que a partir de ese momento era mi cómplice.


—S-s-sí —le respondí, todavía sin saber muy bien si había entendido lo que me había dicho. La verdad es que aquella revelación me dejó helada. Tanto había buscado yo sobre el quinto elemento como para enterarme que se encontraba dentro de mí, o bueno, más o menos, ¡sólo necesitaba a otra persona!


Esa noche no pude dormir.


Los días siguientes dediqué mis horas en la escuela a estudiar a mis compañeros y decidir quién era el ideal para convertirlo en el amor de mi vida. Deseché a los gordos y a los excesivamente flaquitos,  y al final me decidí por uno que a mis ojos era el menos malo de todos.


La verdad es que fue más fácil de lo que creí. Le envié una notita preguntándole si quería ser mi novio y que lo invitaba a mi casa. Llegó, todo tonto y sudoroso. Hablamos un poquito sobre la escuela, nuestros compañeros y cosas sin importancia. Eso hasta que decidí dar el siguiente paso y decirle sin rodeos que su visita tenía una razón especial y esa era descubrir qué era el quinto elemento.


Sobra decir que ninguno de los dos sabíamos cómo hacer eso, y pasamos varias tardes experimentado con resultados distintos, unos más agradables que otros. Claro que el más desagradable fue la conmoción que causé en mi casa cuando comencé a mostrar síntomas de mareos y vómito a las pocas semanas. Una prueba de embarazo dio positivo.


Mi vida dio un vuelco y me olvidé de todo, había asuntos más importantes que atender. De la noche a la mañana asumí la responsabilidad que implica ser madre, y los innumerables oficios y técnicas que eso conlleva.


Pasaron muchos años antes de confirmar la existencia del quinto elemento, porque al final sí que lo descubrí y de la forma más inesperada.


Mi hija, que ya era una adolescente, me llamó a la sala para ver una película con ella. Dejé lo que estaba haciendo y me dirigí a su encuentro cuando una imagen conocida me sorprendió por completo: ahí, frente a mí, se encontraba el mismísimo Bruce Willis rescatando a la tierra. De súbito regresaron todos los recuerdos que había olvidado: el descubrimiento, la búsqueda incesante, la ansiedad por satisfacer mi curiosidad y los deslices infantiles que habían creado a la hermosa persona junto a mí. Entonces un fuerte impulso me hizo girar la cabeza hacia el espejo a un costado, contemplé mi reflejo y me descubrí sonriendo tomada de la mano de mi hija.


Mi tía no se había equivocado después de todo, el quinto elemento de verdad se manifiesta cuando reconoces al amor de tu vida.


No hay comentarios:

Publicar un comentario