La prueba
Por Darío Jurado
Basada en un epigrama de S.T. Coleridge
Me soñé en el paraíso.
Mis sentidos extasiados por ese lugar de inexplicable belleza embargaban mi alma de una quietud plena. Así me encontraba, ensimismado en el todo y la nada, cuando una flor de sublime hermosura surcó el cielo y se posó en mi mano. Desperté al instante.
Mis sentidos extasiados por ese lugar de inexplicable belleza embargaban mi alma de una quietud plena. Así me encontraba, ensimismado en el todo y la nada, cuando una flor de sublime hermosura surcó el cielo y se posó en mi mano. Desperté al instante.
Tu mano tomaba la mía.
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