Enjoy!
Madre
Por Darío Jurado
Me despertó su llanto. El levantarme a esa hora en que ni
búhos ni gallos cantan se había vuelto una cotidianeidad en la vida. Me puse la
bata para que no se me helaran las entrañas. Pesadamente y aún dormida abrí la
puerta de su habitación y me acerqué a su cuna. Ahí estaba mi niño; lo sustraje
de su lecho cariñosamente y lo acurruqué entre mis brazos. Sus ojos cerúleos miraron profundamente los míos. Entonces lo supe, todo fue tan claro
como el recorrer de un escalofrío.
Yo no tengo y nunca he tenido bebé alguno.
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