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miércoles, 11 de julio de 2012

Cuento "Mi novia eléctrica"

A continuación les comparto uno de los cuentos que he disfrutado más en escribir, lo hice ayer pensando en la siguiente premisa: viendo la complejidad de las mujeres, y los embrollos que esto supone para las relaciones interpersonales, acaso ¿no sería increíble que en un futuro próximo pudiéramos adquirir novias justo a la medida y que además éstas llegaran a domicilio?

Pero no les cuento más, mejor les dejo el cuento (valga la redundancia):



Mi novia eléctrica
Por Darío Jurado


Mamá puso tremendo grito en el cielo cuando le informé mi idea de adquirir una de esas muñecas electrónicas que servían como pareja.

Pasaron semanas antes de que escuchara las razones de mi decisión, entre ellas el que con una mujer eléctrica tendría que hacer una sola gran inversión y no múltiples, constantes y pequeñas como con una de carne y hueso, lo que a la postre terminaría siendo una mayor pérdida si ella decidiese dejarme algún día. Otro punto importante era la fidelidad, dado que a diferencia de los primeros modelos que podían reprogramar sus lealtades (cosa que disparó el robo de novias eléctricas en miles) la tecnología había llegado al punto en que su programación podía ser salvaguardada para un solo hombre, sin la posibilidad de que otro pudiera corromper su virginidad de impulsos eléctricos. En cuanto a las mujeres de a de veras mejor ni hacemos mención en este apartado.  

Mi madre y yo hablamos y hablamos de ventajas y desventajas, finalmente y entre grandes suspiros accedió a mantenerse al margen con la sola condición de que yo atendiera todas y cada una de las necesidades de mi nueva novia.

No cabiendo de gozo me serené y llamé a la compañía para hacer mi pedido que, como todo buen cliente sabía, tardaría aproximadamente seis meses y medio para asegurar todas las especificaciones físicas y técnicas que yo había bosquejado: 1.60 metros de estatura, cabello azabache, tez blanca, ojos grandes, claros y expresivos, nariz fina, labios rojos, carnosos y besables, cuerpo esbelto, sin ser escuálido, redondeado por un par de pechos razonables que pudiera tocar por las noches; las  caderas debían ser sutiles pero decididas, ya para finalizar un par de pompis redondas, justo en forma de pera, coronarían el modelo. En cuanto a su forma de ser debía ser cariñosa y leal, expresiva, que le gustara leer y tuviera un toque artístico, tendría que ser soñadora y culta, hacendosa pero aventurera, en fin, contener dualidades que bien podrían hacerme olvidar los circuitos eléctricos dentro de ella. Finalmente especifiqué que en cuanto a lo sexual me gustaría que fuera tímida pero salvaje, como los gatitos que pelean con bolas de estambre.

Al cabo de dos semanas me llegó el sketch ilustrado en tres dimensiones, decidí confiar en él dado que el animado en 5d elevaba mucho los costos y ya estaba gastando una fortuna en esta nueva empresa, todo con el solo fin de ser feliz.

Fue durante la larga espera que empezaron a suceder accidentes con algunos modelos electrónicos en diversas partes del mundo. En Londres un hombre perdió sus labios cuando su novia empezó a mordisquearlo. Trascendió que la culpa fue de él puesto que en las especificaciones solicitó un prototipo apasionado y mordelón. En Japón otro hombre se fracturó tres costillas cuando su mujer electrónica le propinó un gran abrazo, resultó que igualmente en sus requerimientos pidió que su pareja le apapachara firmemente. Finalmente, en Estados Unidos un viejecito perdió la vida cuando intentaba realizar una posición sexual extraña, de esas contraindicadas para alguien con más de 33 años. Todos y cada uno de los casos fueron explicados por la compañía, aduciendo errores en la forma de solicitud de los consumidores y en todo caso deslindándose de responsabilidades.  

Yo comencé a tener mis dudas al respecto a pesar de haber realizado el pago total, que como ya he mencionado antes, podía sufragar el costo de varias propiedades. La fecha de recibir a mi novia eléctrica se acercaba y yo sentía una extraña emoción nerviosa combinada con miedo a lo desconocido. Era como entrar nuevamente al aula virtual de clases.

Para serenarme comencé a salir nuevamente, caminaba por el parque de metales e iba al cine 5d, aún me inscribí a una carrera mortal de autos voladores. Entonces sucedió. Ese día me encontraba en un bar de la zona más exclusiva de la ciudad bebiendo sustancias de colores cuando noté a la impresionante mujer sentada en la barra junto a mí, le hablé y ella me contestó sonriendo dulce y seductoramente. Apenas cruzamos palabras, pero fue el momento más sublime que había vivido nunca, la eternidad y lo efímero conjugados en apenas cinco minutos. Al poco rato llegó su dueño, como supe más tarde, ya que cuando la levantó del asiento para llevársela con rumbo desconocido, noté en su brazo la marca indefectible que probaba que ella también era una novia eléctrica, a mi parecer, la criatura más perfecta creada por ningún hombre (o dios).

Al poco tiempo llegó mi propia novia eléctrica a mi domicilio, era fantástica, no me malentiendan, justo como la ordené, pero no había podido borrarme la imagen de esa mujer artificio incólume que conocí aquel día en el bar. No importaron las visitas reiteradas al antro mencionado para volverla a encontrar, ni tampoco las incontables llamadas que realicé a la compañía para que me proporcionaran datos y especificaciones de una máquina de la que ni siquiera conocía el nombre o modelo.

¡Estoy harto!, tanto así, que tal vez comience a salir con chicas de carne y hueso.

1 comentario:

  1. No habrá producto perfecto... hasta que nos demos cuenta de que no necesitamos lo que creemos que necesitamos. Digo.

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