Hace algunos días fui al carnaval de Mazatlán… ya saben
ustedes cuáles son mis gustos, así que no ahondaré en ello. Baste con decir que
ese lugar es un rayito de sol, una arenita en la planta del pie, una caricia de
espuma blanca, una sonrisa norteña, un escondite divino y un embeleso a la
vista.
Durante mi visita hice un pequeño experimento, le pedí a diversas
personas que me escribieran qué estaban sintiendo en ese momento, así, sin más,
podía ser que tuviera que ver con Mazatlán o no, y es que al fin y al cabo, un
lugar no puede entenderse sin la suma de todos los pensamientos de las personas
que confluyen ahí. El resultado fue muy interesante. En los próximos días haré
un pequeño video donde les narraré el resultado de esa experiencia.
Mientras tanto…
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